Había una vez un lobo al cual una trampa le había cortado la cola. Estaba tan enojado y avergonzado por su pérdida, que pensaba que su vida era espantosa y humillante, por tal motivo decidió que la única solución era hacer que los demás miembros de la manada se cortasen también la cola poder para así disimular, entre la igualdad general, su daño personal.
Organizó entonces una reunión con todos los miembros de la manada y les dijo que la cola era un miembro feo que carecía de utilidad en sus cuerpos. Sin embargo, uno de los sus compañeros tomó la palabra y le replicó:
—Disculpa mi amigo, pero si no fuera por tu conveniencia y situación actual, ¿nos seguirías dando este consejo?
Moraleja: ten cuidado con consejos que dan los que buscan su propio beneficio.