Todo comenzó con un sueño… Una visión, a través de un cántaro.
Andrea, era una joven bastante entusiasta. Pero, a veces le costaba un mundo poner los pies sobre la tierra. A pesar de esto, se esforzaba siempre por dar el 100% en todo. Quería salir adelante sin ningún problema.
La granja era su hogar, y ella lo amaba sin dudar. Un día de camino al pueblo, con un cántaro de leche en su cabeza, empezó a soñar despierta. Pensaba en todo lo que quería lograr, y las posibilidades para alcanzarlo. Entonces, se planteó esta idea:
– Con la ganancia que obtendré al vender la leche, podré adquirir al menos unos 300 huevos. De allí, he de suponer que nacerán aproximadamente unos 200 pollos. Cuando ya estos crezcan (a fin de año), los venderé a los comerciantes; y para esa fecha, seguro que pagarán más por la elevación de costos. Eso quiere decir, que para diciembre tendré el dinero suficiente para mis estrenos. Así luciré lindos vestidos durante las festividades. Imagino a muchos pretendientes acercándose a mí, al verme tan elegante; tanto que seguro me veré en la necesidad de tener que elegir.
Entre sueños, y pasos en el trayecto, Andrea se distrajo y… ¡Zas! Se enredaron sus pies con una roca en el camino. Lo que ocasionó, que tanto la vasija como ella, cayeran al suelo. Sin esperar, sus planes llegaron al fin. Por estar de nube en nube, sin vivir.
Moraleja: Traza metas, sueña; pero no te alejes tanto de la realidad.
Los planes, siempre pueden cambiar de dirección.
Esta muy bonita tú fabula nos enseña una moraleja y también está perfectamente hermosa