-Las apariencias, no siempre son las correctas-.
Esta es la historia de un lobo audaz y hambriento. Un día, a corta distancia vislumbró un tentador rebaño. Sus ansias de devorar a las hermosas ovejas, pasaban una y otra vez por su mente. Sin embargo, no encontraba la forma perfecta de poder acercarse, sin que ellas no notaran su presencia. Además, el pastor siempre velaba por su cuidado; o eso creía él.
-¡Ya sé! Me disfrazaré de oveja y me infiltraré dentro del rebaño. Pensó el lobo, luego de meditarlo.
Su idea parecía la más espectacular del mundo. Quizás a nadie de su especie se le hubiera ocurrido semejante solución. Pero, olvidó considerar algunos detalles importantes; claramente, por su desconocimiento de la vida habitual de las ovejas. Jamás imaginó… que el destino marcharía en contra de su cometido.
El pastor, como de costumbre, llevó a todas las ovejas al redil. Al cabo de un rato, volvió pensando en su alimento para después. Enseguida, tomó una y la sacrificó. Lo que nunca pensó el lobo, es que él sería el elegido esa noche.
Moraleja: No pretendas ser quien no eres. Al final, el engaño siempre trae consecuencias negativas, que solo nos perjudican.
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