Un soleado día en el bosque, andaba paseando un oso engreído que allí habitaba, cuando, al poco tiempo se encontró con una avispa. Inmediatamente, comenzó a mofarse de ella por su pequeño tamaño y pronto se vieron envueltos en una disputa.
Por mucho que lo intentó, los esfuerzos del oso por librarse de la pequeña avispa fueron en vano; la avispa, mucho más rápida que el oso, caía en picado una y otra vez llenándole de dolorosos picotazos.
El orgulloso grandullón gritaba, saltaba y rodaba por el suelo, intentando esquivar los ataques de su rival, pero de nada le sirvió. Al final el temible oso tuvo que reconocer su derrota ante un rival tan pequeño, pero tan terrible.
La avispa se alejó haciendo piruetas por el aire y con gran alboroto gritaba a los cuatro vientos su vigorosa hazaña. Poco le duró la alegría, pues, despistada como iba pensando en otras cosas, cayó atrapada en una telaraña.
Rápidamente, la araña salió a comprobar su captura, mas quedó decepcionada al ver que era de menor tamaño de lo que esperaba. Sin aguardar un segundo mas, se la comió y, veloz como un rayo, volvió a esconderse para seguir acechando a otras presas.
Moraleja: No hay rival pequeño.
hermoso