En un frondoso roble, en las orillas de un hermoso lago, se encontraba una bella garza de largo cuello acicalando sus plumas y buscando alimento con su brillante pico. Al poco rato, una sencilla paloma de plumas grises pasó por el lugar y quedó impresionada por la belleza de la garza.
Muy envidiosa de la estilizada figura de la garza, y creyendo que en algún momento podría igualar su largo cuello, la paloma se dispuso a estirarse cuanto pudiese para alargar su regordete pescuecillo. Hizo tanto esfuerzo que su cuerpo no resistió más y, por vanidosa, reventó.
Moraleja: no trates de imitar a los más grandes y acéptate cómo eres.