En una granja, vivían juntos en el establo una cabra y un burro. La cabra sentía una profunda envidia por el burro, puesto que estaba mejor atendido y le daban más alimento por el duro trabajo al que se veía sometido todos los días.
Debido a esto, la cabra urdió un plan para librarse del burro por una temporada y, con tal fin, comenzó a convencer al burro de lo mísera que era su vida.
Le habló de lo duros que eran todos sus días de trabajo sin apenas descansar de sol a sol, del poco alimento y recompensa que recibía a cambio,… y le dijo que para darle un escarmiento al granjero, debía hacerse el enfermo para librarse por un tiempo del trabajo y le diera mejores alimentos.
El burro, menos inteligente que la cabra, se dejó convencer e hizo lo que ésta le dijo y el amo le metió en el establo de los animales enfermos, con lo que la cabra se quedó sola.
En esto, uno de los lobos que vivían por la zona y que siempre andaba merodeando por la granja en busca de alguna presa descuidada, se percató de la soledad de la cabra a la que siempre había visto acompañada del burro. Sin pensarlo dos veces aprovechó su oportunidad y se comió a la cabra en un santiamén.
Moraleja: La envidia es mala consejera.